ECOS DE USUARIOS: “FAMILIAS DE APDEMA: HISTORIAS CON NOMBRES Y APELLIDOS”, POR JULIA LARRAURI.

Este año, la campaña divulgativa anual tenía como principal objetivo reivindicar y poner en valor el decisivo papel de las familias en el desarrollo de las personas con discapacidad intelectual y su contribución a la sociedad. Entre otras actuaciones, el Plan de Acción incluía la celebración de una Jornada de reconocimiento a las Familias de Apdema. Entre las más de 150 personas que abarrotaron el Salón Principal de Eventos del Hotel Canciller se encontraba Julia Larrauri, cronista habitual del boletín Ecos de Usuarios. A continuación, os dejamos con su RELATO sobre el emotivo acto de reconocimiento a las madres y padres, hermanas y hermanos, abuelas y abuelos y resto de familiares de Apdema.

La campaña de Apdema de este año se presentó

el sábado 30 de noviembre en el Hotel NH Canciller Ayala.

Empezaba a la una del mediodía con la presentación de la Campaña.

Vimos los cuatro vídeos de distintas familias.

La comida era a las dos y media en otro salón del Hotel.

Pedro y yo nos apuntamos sólo para la presentación de la campaña.

Nos coincidía con la comida del cumpleaños de mi sobrino.

Hubo un cambio de planes y tuvimos suerte.

Pudimos estar en toda la celebración.

Ana nos apuntó fuera de plazo, ¡Gracias Ana!

Yo presenté un pequeño escrito.

Explicaba que en 1962 se unieron varias familias de Zaramaga.

Una trabajadora social les ayudó y se unieron más familias.

Juntos crearon un colegio para personas especiales.

En aquellos años no había nada.

Los médicos tampoco conocían la discapacidad intelectual,

la parálisis cerebral u otras discapacidades.

Se lo pueden preguntar a mi madre.

Un médico le dijo: su hija no va hablar, a andar

y va a ser un mueble.

El médico, por fortuna se equivocó.

Yo hablo, nado, escribo y ando.

Y en enero del año que viene cumpliré 60 años.

Carlos Rueda, una persona muy querida para mí, leyó mi artículo.

Me hizo mucha ilusión y lo disfruté.

La comida fue muy buena, a mí me gustó mucho.

Luego hubo baile y supimos que estábamos 150 personas.

La fiesta terminó a las siete de la tarde.

Fue un día muy lluvioso y yo estaba muy mal.

Tenía mucho dolor pero me sentía tan contenta y feliz

que vencí al dolor, cantando y bailando en la silla.

Amalia me dio tantas vueltas con la silla

que me recordó a Marisa la de Amurrio en otra fiesta.

¡Gracias a todos por bailar conmigo!

Un abrazo y muchos besos a todo el equipo que lo organizó.

Todo estuvo muy bonito y muy bien.

Se puede repetir todos los años,

así nos juntamos las familias y los usuarios.

Julia Larrauri

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