ECOS DE USUARIOS: EL CUARTO ALBERGUE QUE PRUEBO

Apdema; Camino de Santiago. Hospitaleros en Grañón

Este verano, el Albergue de Grañón ha sido mucho más que una novedad para nuestras chicas y chicos que ejercen como hospitaleros voluntarios en el Camino de Santiago. A todos ellos, les ha resultado una experiencia genial, distinta a las anteriores. Prueba de ello es este nueva crónica de Josean Baroja, un veterano en estas lides.

MI PRIMERA VEZ EN EL ALBERGUE DE GRAÑON

Este año es el primero que nos han ofrecido ir al Albergue de Grañón en la Rioja. Antes había estado en Estella, Astorga y Nájera. En cada albergue es una vida distinta, sobre todo porque en algunos tenemos más libertad para poder salir.

En el albergue de Grañón, los hospitaleros compartimos muchas más cosas con los peregrinos, estamos más unidos. A las 8 de la tarde se hace una cena comunitaria que preparamos entre todos. Nosotros no tenemos que fregar los platos y los cubiertos, lo hacen los peregrinos. Lo hacen entre todos: unos friegan y otros secan, como si estuvieran en un tren de lavado.

Pero sobre todo hay una cosa muy especial en Grañón que no había visto antes. Sobre las 21.30 horas nos juntamos los hospitaleros y los peregrinos que quieren en una reflexión. Es una cosa muy especial, muy emotiva, la verdad es que te emocionas y te entran muchas ganas de llorar. No sé explicarlo muy bien: la mente y el cuerpo están de otra manera. Yo hice el curso de Formación de Hospitalero en este albergue y para mí ya fue una cosa muy emotiva.

Os cuento que el albergue se tuvo que cerrar porque haciendo la limpieza vimos que había chinches. Hablamos los cuatro compañeros hospitaleros y nos fuimos de excursión a Laguardia. David que es un “relaciones públicas” muy bueno nos llevó a comer a buen restaurante y luego a visitar una bodega. Allí probamos vino y comimos muy bien: jamón, pulpo, almejas en salsa verde, unos cochinillo y otros cordero y un postre de chocolate recomendado por la camarera. Un café y una buena tertulia con amigos.

Tuvimos que dormir en una casa rural. Bien aseados y desayunados volvimos con las pilas bien cargadas a nuestro trabajo: limpiar el albergue para que los peregrinos estén bien contentos y alegres con los hospitaleros y voluntario y nosotros con ellos.

JOSEAN BAROJA

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